top of page

Reindustrialización del Bío-Bío


Hace unos meses, la Universidad de Concepción y Corfo, trajeron a Concepción a Robert Phaal, Director del Centro de Manufactura Avanzada de la Universidad de Cambridge, para hablar sobre la IV Revolución Tecnológica en el mundo. Por su parte, hace sólo unos días la Universidad del Bío-Bío organizó el Seminario “Hacia una (re)industrialización inteligente 4.0”, cuyo foco estuvo puesto en la Manufactura Avanzada, la Pyme, y la Academia.


Las preguntas que subyacen de estas actividades son, primero, preguntarnos qué está haciendo el mundo de cara a esta nueva revolución tecnológica y, segundo, de qué forma Biobío enfrentará este nuevo paradigma. Nuestra vasta tradición industrial nos obliga a pronunciarnos al respecto, aprovechando nuestras fortalezas, y volcándolas hacia un exitoso proceso de reindustrialización.


Para lograrlo, la experiencia internacional indica que son múltiples las medidas que se pueden adoptar, y si bien ninguna de ellas es cien por ciento extrapolable a otras realidades del orbe, pudiese ser interesante observar algunos casos de éxito: Bilbao en España, Pittsburg en Estados Unidos, o en el contexto latinoamericano, Montevideo en Uruguay.


Durante los 80, Bilbao vivió la caída de su industria naval y siderúrgica, amplificando la crisis un profundo problema ambiental. Ellos plantearon una solución desde la ciudad. Su objetivo fue embellecer el entorno, potenciando lo que hoy conocemos como las Industrias Creativas, específicamente a través de la construcción del emblemático Museo Guggenheim, pero también con la recuperación de su borde río y otras obras de infraestructura como el Metro Bilbao. Desde el punto de vista de la manufactura, decidieron importar tecnología para innovar en sus procesos, y tan importante como aquello, reorientaron su producción al mercado de nicho, ¡quién puede competir con China en productos de consumo masivo!


En el caso de Pittsburg, siendo parte del conocido Rust Belt (Detroit, Cleveland y Pittsburg), su renacimiento vino de la mano de sus universidades (22 Instituciones de Educación Superior; en la conurbación del Gran Concepción tenemos 19), y de una poderosa alianza público-privada, que se focalizó estratégicamente en dos áreas: Tecnologías en Salud (University of Pittsburg) y de la Información (Carnegie Mellon University). Se sumó a ello, un potente incentivo fiscal para la instalación de empresas de base tecnológica en áreas creativas; Disney Research hoy tiene asiento en esta ciudad.


Finalmente, en el caso de Montevideo, la clave fue la focalización en áreas no convencionales para la economía charrúa. Así, levantaron una serie de incentivos para potenciar la instalación de empresas, aunque en áreas distintas a la agricultura y la ganadería, naciendo así una incipiente pero pujante industria informática y farmacéutica.


En el caso de Bío-Bío, se podría apostar a una combinación de todas estas experiencias. La creación de incentivos para la instalación de empresas especialistas en tecnologías emergentes: Big Data, Internet of Things, Nanotecnología, Mecatrónica, etc., nos podrían ayudar a sofisticar nuestra oferta de productos y servicios. Esto de la mano de la Red de Centros Tecnológicos y de Oficinas de Transferencia y Licenciamiento, que hoy se impulsan en la región para que, al igual que en Pittsburg, se produzca la virtuosa conexión Universidad-Empresa. Todo esto con un foco estratégico bien definido, por ejemplo a través de un Programa Regional de Manufactura Avanzada, y por cierto con énfasis en la ciudad, como lo hizo Bilbao: áreas de esparcimiento, como nuestro Teatro Regional o la Costanera camino a Chiguayante, además de un Metro, y nuevas obras de infraestructura que ayuden a la descongestión, pero también a la competitividad, como el futuro puente industrial. Ha funcionado en el mundo, ¿por qué a nosotros no?

Columnas destacadas
Columnas recientes
Archivo
Buscar por Tema
Conectémonos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page